25.1.08

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aquí está la niña de la piruleta. es preciosa. es tan bonita que late. pero nadie la ha visto. el pelo negro brilla brilla brillante y se enreda con los restos de sangre en la parte de atrás del cráneo. una lagartija le recorre el mármol y la niña de la piruleta mira a un punto fijo, inmóvil. al fondo de lo que ve está el muchacho que su abuela escribió en los libros, en todos los libros que encontraba su abuela escribía un muchacho moreno de ojos negros que iba a estar al fondo de todo lo que mirara su nieta. ella lo ve pero nunca lo alcanza. lo llama. él responde una palabra que no llega. le han llenado de arañas la barriga y de vez en cuando le brota una por la comisura de los labios. y nadie se ha ocupado de sacarla nunca a la calle. ni de abrir la ventana. sólo la dan una piruleta. después de los gritos.



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cuando sus ojos se cruzan con los de otra persona él sabe que esa persona sabe que él tiene todos esos años allí dentro haciéndole sabio. mira distinto. como la gente que conocen algo más de todo y está tan tranquilo mirándote que te asustas.



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mariana se levantó y se puso el faldón y se recogió el pelo en una coleta de rizos e hizo el café y le dió de comer al perro y se rió porque siempre que hacía sol le daba por reirse y saludó a luis y recogió la casa de la señora, que estaba de viaje, y le limpió los sueños de la almohada, como cada día, como el señor le había ordenado. esta vez se paró a mirarlos y se dió cuenta de que la señora también tenía muchos sueños que no se le habían cumplido, pero además eran mucho más tristes que los suyos.



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no sabía cómo quitarse toda esa mierda de encima y sabía que no era lo mejor nada de lo que se le ocurría. no podía dejar de pensar imágenes que se le echaban encima como sombras feroces y le desgarraban cualquier tipo de idea así que sí, se acercó, era muy guapo, y la miraba así. como él había mirado a las otras. le pareció que besaba raro. y lloró mientras se lo follaba.
imagen: aya tanako













3 comentarios:

Marcus dijo...

y al final llegó el dolor...

Gsús Bonilla dijo...

el secreto para ser sabio es ese, una persona debe de anochecer y amanecer muchas veces
para serlo, y luego cuando llega hasta ese punto, a mí me han dicho
que se tienen muchos momentos de miedo.
me lo dijo mi güelo.

quizá por eso
esas miradas asusten un poco.

bso.

Marta Noviembre dijo...

tienes
la tibieza
del pan recién hecho
hasta diría
que hueles igual
con ese olor
de cuando era niña
y dormía
con mi muñeca
preferida,
y si acercas
los labios
a mi mejilla
se van las astillas
que me pellizcan
el pecho,
y si ríes
mirándome dentro
haces que ría
aunque tenga ganas
de llorar muy fuerte,
y me das la mano
y sé
que hay refugio
en mí y en tí
y que te quiero