1.1.10

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allí estaba el señor lleno de tiestos
caminando lento como crecen las hojas,
con su olor a tierra húmeda
y toda esa sabiduría
que había ido plantando en macetitas
para que le dieran fruto.
el mar sembrado de almedros en el fondo
y aquel sonido salvaje de ballenas blancas
hambrientas de libertades,
una jauría de niños hechos de cobre
como coros de monedas que chocan alegremente
y sin conciencia,
o esta mujer de ojos enormes
que lo observa todo desde su piel oscura
y que todo lo enciende
con un corazón rojo lleno de luces.
las cuevas siempre crecen
cuando fuera llueve,
y fuera hay siempre un camino
que lleva a alguna parte

2 comentarios:

Javier Belinchón dijo...

Me encanta la imagen de los niños.

Abrazos.

Anónimo dijo...

.un mar sembrado de almendros.
.niños hechos de cobre.

precioso


/gracias por el apoyo,
de corazón

B.