30.7.07

40


llevó la comida a la hora de siempre pero el joven que vigilaba en la entrada le dijo que ya no hacía falta que siguiera llevando comida. que su hermano ya no la iba a necesitar. alguien le contó que le había visto subir a un camión de esos de los que no se volvía. tenía 9 años, el nombre secuestrado y un hermano que ya no se volvería a comer la comida que él le llevaba siempre a la misma hora.

la última vez que su madre le llamó por su nombre, por el de verdá, fué cuando se enteró de que su hijo mayor no iba a volver a comerse la comida que ella le preparaba quitándosela de la propia boca. "germinal" dijo, porque en esos momentos no era capaz de controlar lo que decía. y su hijo, con 9 años la miró con orgullo y con miedo. porque había aprendido a tener miedo de aquello de lo que se sentía orgulloso. como de las maravillosas ideas que aún recordaba haber oído de boca de un padre anarquista que murió porque se le comieron los pulmones los productos químicos de la fábrica, o como aquel hermano valiente y libre que decidió no agachar la cabeza y que asesinaron con 18 años, y ya no se pudo comer más la comida que su propia madre se quitaba de la boca para que su hermano pequeño se la llevara, siempre a la misma hora. o como de esa madre que trabajaba horas y más horas y más horas y que había tenido que prescindir de su hija más pequeña porque no podía hacerse cargo de ella. ya no. imposible. o como de aquellos recuerdos, demasiado difusos para saber si eran ciertos o no, pero recuerdos, de cuando eran felices, y estaban todos, y todavía se podía uno reír de las cosas y sentirse orgulloso de elegir ser libre sin tener miedo.



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estaba algo borracha por el vino, pero no tanto como otras veces. no sé pa que me peino,si esque peinada yo no me gusto. se repetía. le iba dando golpes a los andamios y vueltas a la cabeza. cogió una flor de un árbol y se puso a tararear la primera canción que se le vino a la cabeza. volvió a dudar de sí, de él, de lo que pensaba en minutos alternos, y llegó a la conclusión de siempre. que la verdá es relativa y que depende tanto del contexto que a ella, a veces, le daba miedo. y también morbo. se encontró a jaime a la altura del comercial, y claro, se dijo, corroboración de la hipótesis inicial. o quizás no. iba pensando que era verdá, que igual tampoco era tan buena persona, que era todo un cuento chino pa sentirse así como un poco claro que estoy haciendo algo por la vida. ¿de verdá?. me vas a volver loca, se decía, por favor, deja de pensar. no,no, no dejo.no. eso es lo que tú querrías, pa estar tranquila y ser un borreguito más que va a la pelu y a comprarse un vestido y luego espera que le den lo que se supone que le tienen que dar,pero te recuerdo,bonita, que a tí eso es que te la pela, a ver si te enteras, de una buena vez. que tú no quieres eso. ¿y qué quiero?. ¡coño!, ¿pues pa que crees que quiero ponerte a pensar?. déjame en paz. no me da la gana. y entonces se acordó de aquel amigo suyo diciendo eso de que si se canalizara la energía que la gente emplea en su afición por el fútbol en otra cosa, otro gallo cantaría, y de la conversación con su estrella aquella de que pa qué sirve la historia, si no aprendemos de ella, y la conversación con él, en la que él preguntaba lloras por mí o lloras por tí y ella dudaba. y dudaba de sí. otra vez. muchas veces. y entonces volvió a pensarlo, que la gente necesita creer en algo. en algo. en lo que sea. en el fútbol, en el sexo, en el amor, en el orden, en su vida, en sus ideas, en las de otros, en una imagen, en su odio, en la publicidad, en el dinero, en el placer, en el dolor.


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pasaron. y se quedaron 40 años. y lo que más me repatea es la arrogancia. y no, no es todo blanco o negro. y no, no somos gilipollas. y sí, se puede hacer algo, claro que se puede hacer algo, siempre se puede hacer algo. por tí mismo, por la vida, por tus alrededores. pasaron. sí. pero fué ilegal. fué a la fuerza. y fué mentira. una enorme bola de mentiras de 40 años.

3 comentarios:

Gloria dijo...

¿sólo 40 años? hay cosas que cuando quedan atadas y bien atadas no hay quién las desate.

Por partes: mientras leía el primer texto pensaba en mis abuelos, claro. Los míos no fueron a la guerra, no eran anarquistas, no asesinaron a nadie de su familia. No eran valientes, pero eso no me avergúenza, la verdad.

A lo de "todo el mundo necesita creer en algo", es curioso, no hago más que repetir eso mismo, que hasta el más ateo tiene un dios, material o inmaterial.

no-te-pei-nes

Anónimo dijo...

Me acabas de situar en otro tiempo. Igual que cuando leo sobre los perdedores de los libros de Rafa Torres.

Y yo opino que sí te peines ¡pobre pero con glamour siempre!

AnItA!!! dijo...

efectivamente, despeinada estás más guapa jajajaja
en fin, qué decir de germinal, elio y rosa, que pasaron a ser germán y rosa maría...
y un gracias a los que hicieron posible el cambio, entre ellos ángel y carmen con sus garbanzos a los caballos de los grises.
mua